martes, 6 de abril de 2010

Una buena noticia: aumenta el ahorro

Espero que hayan descansado en estos días en que recordábamos la pasión y muerte del Señor y celebrábamos su resurrección. Pero hete aquí, que ya estamos de nuevo en el quehacer diario y nos hemos encontrado con una buena noticia: las tasas de ahorro de los hogares españoles han llegado a máximos históricos: casi el 19% en 2009 y casi el 25% durante el último trimestre de dicho año. Ahorrar es buenísimo y no reduce, como afirman algunos, el consumo, porque lo que los hogares ahorran alguien lo toma prestado para invertirlo, que no es sino el consumo de bienes duraderos.

Lo que era insostenible era el excesivo consumo de la fase de crecimiento que se financió acudiendo al ahorro exterior y a la emisión de moneda por parte del Banco Central Europeo, el BCE. El endeudamiento exterior hay que devolverlo y si es excesivo no vendrá de más que nos apretemos el cinturón para reducirlo, así como su carga de intereses. La emisión de moneda del BCE está enterrada en ladrillos. Es decir, provocó una inflación no general sino particular: del mercado inmobiliario. La retirada de financiación del banco emisor europeo que venimos experimentando explica, en parte, la caída de los precios inmobiliarios, pero es que no se podía seguir inflando los precios sin límite.

Ya sé que suelen oir que hay que favorecer el consumo, pero ese es un error científico muy extendido en Economía desde que Keynes público su Teoría General. El ahorro, como saben todos aquéllos de ustedes que tienen alguna experiencia vital, propia o ajena, es la base del crecimiento y el sobreendeudamiento, antes o después, de la ruina. Lo que es un problema no es el ahorro porque, como ya les he dicho, lo que unos no consumen lo hacen otros, sino el atesoramiento: ese fenómeno que supone que alguien ahorra pero no pone lo ahorrado a disposición de los demás porque, por ejemplo, lo guarda en casa, como pasaba en otras épocas con la moneda metálica. Eso no está sucediendo, gracias a Dios, ni sucederá mientras tengamos confianza en nuestro sistema bancario.

Y admítanme un consejo: desconfíen siempre del Gobierno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario