miércoles, 21 de abril de 2010

Las titulizaciones

Ahora que las autoridades norteamericanas acusan de fraude a Goldman Sachs por las titulizaciones, sería conveniente recordar qué son y por qué se hicieron. Las titulizaciones son un proceso por el que un prestamista hipotecario cede préstamos hipotecarios de su cartera a un fondo. El fondo, para poder pagarle los préstamos, emite bonos que coloca en el mercado, y con la liquidez que obtiene paga los préstamos que le han vendido. Los bonistas recuperan su inversión cuando el fondo cobra las hipotecas que le han cedido. Es cierto que en el proceso hay cuestiones poco claras como son la ocultación real de la calidad de las hipotecas cedidas al fondo, o la comercialización, no avisando del riesgo real a los bonistas.

Pero volvamos al tema. ¿Por qué los bancos titulizaron sus préstamos? Pues porque estaban muy endeudados y necesitaban liquidez y reducir endeudamiento. ¿Y por qué estaban muy endeudadas las instituciones? Pues porque los bancos centrales les prestaban a tipos bajísimos todo lo que quisieran, y eso es una tentación a la que un banquero no puede sustraerse fácilmente, pues cuanto más presta más gana. ¿Y por qué los bancos centrales prestaban tan bajo? Pues porque querían precisamente eso: que los bancos privados, actuando como franquiciados de su política, prestaran al mayor volumen de gente -lo que hacía que cada vez fueran menos solventes-, con la finalidad de que cada vez más gente accediera a la propiedad.

Esta cadena nos la explicó Greenspan hace una semana en el Congreso de los Estados Unidos, como recordarán de otro de mis comentarios. ¿Y esta política de acceso a la propiedad de los más humildes era equivocada? Pues la finalidad es buena, y el capitalismo ha permitido el acceso a la propiedad de cada vez más segmentos de la población, pero el mecanismo era malo. Las autoridades tenían que haber favorecido el ahorro de los más favorecidos para crear los fondos, para que los menos favorecidos se endeudaran para acceder a la propiedad. Sin embargo, se buscó un atajo menos esforzado: nadie tiene que ahorrar, nadie tiene que privarse de nada en el presente porque los bancos centrales fabrican dinero para todos. Ahora, esas clases desfavorecidas están sin empleo y sin casa, pero la culpa es de la voracidad de los bancos privados que se enriquecieron aplicando las políticas de los gobiernos que ahora acuden en su socorro.

Y admítanme un consejo: desconfíen siempre del Gobierno.

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