martes, 18 de mayo de 2010

Habrá más recortes

Lo de las medidas del Gobierno para atajar la situación en la que nos encontramos va a ser un filón para este humilde columnista. Espero no agotarles a ustedes. No les voy a hablar de lo que se debió hacer en el pasado, porque no se hizo y por eso estamos como estamos. Tampoco voy a hablarles de otras medidas que se podían haber hecho en lugar de las que se han hecho porque sospecho que no estamos en situación de elegir entre recortes alternativos del gasto, sino más bien que nos veremos obligados a hacer prácticamente todos los recortes que se nos ocurran. De hecho, ayer, el presidente del Eurogrupo, el señor Juncker, afirmaba que los recortes españoles iban en la buena dirección, pero que no podía asegurar que fueran suficientes. A estas declaraciones, y para echarse a temblar, habría que añadir las de la vicepresidenta de la cosa económica, la señora Salgado, que decía que no creía que Europa nos exija más medidas.

Así, que ya saben: a todo lo que ya se ha recortado habrá que añadirle nuevos recortes. Y esto va a ser un desgaste continuo de nuestra paciencia. Sin embargo, nadie habla de la madre de todos los recortes en España: el de las comunidades autónomas. Ayer también, Standard & Poors, ese pájaro de mal agüero, ya avisaba en un informe que el déficit de las comunidades autónomas podría alcanzar este año el 20% de sus ingresos. Es decir, que por cada 100 euros de ingresos gastarán 120, pero, lo que es peor, que para 2012 podría alcanzar el 110%, es decir, que por cada 100 euros de ingresos llegarán a gastar 210 euros. ¡Casi nada!

La solución, pues, para arreglar los males económicos que nos afligen pasa por reordenar nuestra estructura política territorial hasta extremos que probablemente requieran la reforma constitucional. Si no, piensen en lo que ya les he contado tantas veces: Grecia ha reducido a una cuarta parte sus entes públicos locales y territoriales. En España, de momento, nos conformamos con hablar de que las comunidades autónomas deben reducir su gasto. Parece que ni eso será suficiente.

Y admítanme un consejo: desconfíen siempre del Gobierno.

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