miércoles, 12 de mayo de 2010

El rescate de Rumanía

Ahora que estamos todo el día a vueltas con el rescate griego, que a cada español va a costar unos 250 euros, les voy a hablar de otro rescate que ha habido en la Unión Europea recientemente y que ha pasado más desapercibido: el de Rumanía, el único país de lengua latina del oriente europeo, y que fue incorporado al Imperio romano, de ahí su nombre, por el primero de los emperadores que Hispania aportó a dicho imperio: Trajano.

Rumanía ha conseguido un plan de rescate del Fondo Monetario Internacional y de la Unión Europea que ha ascendido a un quinto del aprobado para Grecia. Rumanía es, sin embargo, en términos económicos, sólo la mitad que esta última, por lo que el plan resulta un 60% más barato que el griego. España viene a ser, en términos económicos, diez veces Rumanía y cinco veces Grecia, para que se orienten de lo que podría suponer un plan de rescate para nuestra nación. ¿Y a qué se ha comprometido Rumanía a cambio de la ayuda internacional? Pues se lo cuento: a reducir el salario de los funcionarios en un 25% y las pensiones en un 15%, así como los empleados públicos en el 4%, es decir 60.000 desempleados nuevos para un país con un paro del 8%.

Pero no dejemos de lado el rescate griego, que parece más duro; pero claro, es que la ayuda es, en términos relativos, dos veces y media la rumana. Grecia se ha comprometido, entre otras cosas, al aumento de la edad de jubilación y de los años de cotización para acceder a la misma, la eliminación de las pagas extras -de Navidad y Semana Santa allí- para los funcionarios y pensionistas mejor pagados, aumento del IVA hasta el 23% (recientemente subió hasta el 21% desde el 19%), reducción de la indemnización por despido y de los límites al mismo. Grecia tiene un paro del 13% frente a España, que lo tiene del 20%. Pero lo que es más interesante de los compromisos griegos es el de reducir a una cuarta parte los entes públicos locales y territoriales, es decir, los gobiernos locales y regionales.

Tengo claro que nuestras autoridades, digan lo que digan, podrían aceptar casi todas estas exigencias si la Unión Europea o el Fondo Monetario Internacional se lo solicitaran, pero ésta de reducir las administraciones públicas locales y regiones va a ser que no.

Y admítanme un consejo: desconfíen siempre del Gobierno.

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