lunes, 7 de diciembre de 2009

Sobre símbolos religiosos y otros que no lo son

Pues yo también les voy a hablar de lo del Crucifijo y las escuelas. Unos dirán que qué hago hablando de religión en un blog económico, y otros que esto no es más que otra tontería del Gobierno para distraer nuestra atención. A los primeros les recordaré que la Economía trata de realidades espirituales: la acción del hombre que se proyecta al futuro para cubrir sus necesidades de todo tipo; lo que trata de realidades materiales es la ingeniería. A los segundos, que esto, al margen del problema religioso, es un ataque más a la propiedad privada. Dicho esto, vamos al tajo.

El diputado señor Tardá ha vuelto a mostrar una de las confusiones típicas de los políticos actuales que, al no distinguir lo público de lo privado, terminan por violentar los derechos de propiedad. Así, este diputado ha asegurado que es su objetivo la retirada del crucifijo de los colegios privados que reciben ayuda pública -lo que llamamos los concertados-, y dicho así hasta parece razonable si no fuera porque el dinero con el que apoya a esos colegios, previamente se lo ha quitado a los padres el Estado, con la excusa de que así asegura la educación de los muchachos y el derecho de los padres a elegir la educación de sus hijos. Libertad que luego violenta, prohibiendo el crucifijo en un colegio de educación católica elegido por los padres.

Como ven, un absurdo de los muchos a los que nos lleva el intervencionismo público. Hay que acabar con esta idea de que el Estado puede exigir, a todos aquellos a los que paga, una pretendida neutralidad ideológica, y hay que acabar porque esto se genera primero con una ineficiencia económica, que tiene su origen en que el Estado cobra impuestos para dar los servicios que el ciudadano se pagaría si le dejaran suficiente dinero, y porque, segundo, con esta ineficiencia se va reduciendo, además, la iniciativa privada y la libertad de los individuos.

En cualquier caso, le voy a dar otra idea al Sr. Tardá porque a mí no me molestan los crucifijos, sino los escudos del Real Madrid en vehículos que la gente se compra con las ayudas del Plan E. Ahí tiene usted que incidir, Sr. Tardá: fuera escudos del Real Madrid de automóviles que financiamos entre todos.

Y admítanme un consejo: desconfíen siempre del Gobierno.

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