lunes, 21 de diciembre de 2009

La tierra es del viento

Con el tema de la vivienda estamos que no nos aclaramos en España porque, mientras unos aseguran que ya ha tocado suelo y que incluso los precios comienzan de nuevo a repuntar, otros hablan de que aún le queda un recorrido a la baja importante. El problema en España es fruto de la conjunción de tres políticas públicas equivocadas con las que un sector empresarial ha hecho lo que cabe esperar de los empresarios: aprovecharlas para hacer dinero, si bien ahora, por culpa de una de dichas políticas, lo están purgando pero bien, que diría el castizo.

La primera, una política de empleo que anima a trabajadores extranjeros a venir a España, cuando el paro estructural en nuestro país apenas nunca ha bajado del 10%. Trabajadores que necesitan, como es lógico, una vivienda, con lo que se creó la demanda creciente y sostenida durante un buen periodo de tiempo. La segunda, la política que permitió, y permite, a los ayuntamientos controlar la cantidad de un bien, el suelo, en un país europeo con escasa densidad demográfica como es España, política con la que se redujo la oferta en beneficio de dichos ayuntamientos. Finalmente, la tercera política pública equivocada, partió del Banco Central Europeo facilitando la liquidez que a algo había que dedicar y que se dedicó a casar la demanda con la oferta de vivienda a cualquier precio, creando un problema parecido al de los tulipanes en la Holanda del siglo XVI. Pero miren ustedes cómo ahora, el usufructuario de La Moncloa ha hallado la solución en una sola frase, que es todo un programa de acción política: “Tenemos que unir el mundo para salvar la Tierra, nuestra Tierra, donde viven pobres, demasiados pobres, y ricos, demasiado ricos, pero la tierra no pertenece a nadie salvo al viento”. Así que los ayuntamientos no podrán controlar la oferta de suelo, ni nosotros -como decía ayer una señora en la radio- que pagar el IBI, porque la tierra es del viento.

Pero fíjense en lo de que los pobres son muchos y los ricos sólo demasiado ricos. No es una broma, porque a los pobres cuando son muchos se los esteriliza como al ganado, en lugar de enseñarles las virtudes que nos separan a los hombres de los animales, y a los ricos, como la tierra es del viento, les negamos la propiedad privada. De esto al nacional socialismo no hay ni un paso. El usufructuario de La Moncloa, a parte de creer que los ricos son los otros, no es que no sepa de Economía, es que no sabe de Antropología, a pesar del optimismo del que tanto presume.

Y admítanme un consejo: desconfíen siempre del Gobierno.

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