martes, 16 de febrero de 2010

¿Dónde están los especuladores?

Pues va a ser verdad lo que dice el Gobierno de que hay una conspiración de especuladores. Ayer, un conocido especulador del mercado de divisas y tipos de interés, que ha hecho unos beneficios extraordinarios operando en los mercados, sacudió con sus declaraciones a la banca y a la economía española. ¿Adivinan de quién se trata? pues nada más ni nada menos que del Banco Central Europeo, que en 2008 y 2009 ha dado unos beneficios extraordinarios operando en el corto plazo con la base monetaria y alterando los tipos de interés a corto plazo y la cotización del euro.

Pero vamos a lo que hemos venido. Resulta que el Organismo emisor alertó ayer sobre la posibilidad de que la banca española coseche importantes pérdidas durante 2010 como consecuencia de la caída del valor de los inmuebles y el aumento de la morosidad, movimientos que se alimentan mutuamente en tanto los incentivos de los deudores al impago aumentan con el deterioro de la garantía. Incluso en un derecho como el español, donde la ejecución de la garantía no es necesariamente suficiente para cancelar sus obligaciones.

El problema es que el mayor especulador de la zona euro, el Banco Central Europeo, pretenderá resolver un problema de solvencia inyectando liquidez al sistema, a pesar del anuncio de que previsiblemente los tipos de interés subirán en unos meses, porque la mejor forma de que las cosas no caigan de precio es hacer que todo valga nada, que es a lo que nos encaminamos con tanta liquidez. Esa ha sido la solución que aplicó junto con el mayor especulador del área del dólar, la Reserva Federal de los Estados Unidos, como bien nos ha mostrado el profesor Taylor en un libro del que les hablaré el viernes, y es lo que harán a pesar de la cara de banqueros ortodoxos que ponen. Así, que ya sabe el Gobierno español donde están los especuladores: en unas dependencias de la Unión Europea en Francfort, y a lo que se dedican: a hundir el euro, anegando de liquidez los campos de la economía europea para constatar luego que allí ya no crece nada porque se pudrió todo. Claro que se pudrió todo porque nuestro Gobierno tampoco puso a buen recaudo los silos con la simiente antes de que llegaran las aguas.

Y admítanme un consejo: desconfíen siempre del Gobierno.

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