miércoles, 13 de enero de 2010

¿Qué hacemos con los políticos?

Si tienen la oportunidad, escuchen la excelente entrevista que realizó ayer por la tarde en Gestiona Radio, Alejandro Ávila a Ángel Laborda, de la Fundación de Cajas de Ahorros. Todo lo que dijo el señor Laborda fue muy interesante, así como las reflexiones al paso que le hizo el señor Ávila. Pero me quedo con la afirmación del entrevistado de que nuestra suerte no depende de los políticos, y que debemos sobreponernos a esa ideología dominante que nos hace estar pendiente de lo que hace el Gobierno, sin pensar que nuestra suerte económica depende en mucho de nosotros.

Totalmente de acuerdo, pero también de acuerdo con la pregunta que le formuló el señor Ávila: ¿Qué hacemos con los políticos entonces, porque nos cuestan un dinero? El problema se encuentra en que los políticos han difundido la idea de que nuestro bienestar -y no sólo el económico- depende de sus actuaciones, que pueden alcanzarnos el paraíso en la Tierra, por lo que, cuando las cosas no van bien, todo el mundo les exige responsabilidades. Es posible que no sean los responsables de nuestra situación, y les aseguro que tampoco tienen la capacidad para solucionar los problemas de que presumen. Sin embargo, lo que sí tienen es la capacidad de hundir una economía nacional. Así, la elección equivocada de la clase política de una nación puede llevarla a la ruina más absoluta.

Para ejemplo, miren ustedes estos días las noticias que nos vienen de Venezuela y Argentina. Venezuela, que en los años 60 fue un destino de la emigración española, el otro día devaluó el peso en un 50% hasta fijarlo en un cambio igual a 4,3 pesos el dólar. Esto supone que el peso se ha devaluado en torno a un 63% durante los 11 años que lleva gobernando Chaves, y, desde 1961, un 99,999%. Es decir, un venezolano necesita mil veces más pesos ahora para comprar un dólar de los que necesitaba en 1961.

¿Qué decirles de Argentina? La que fuera la cuarta potencia económica mundial en los años treinta, tiene actualmente un lío judicial en dos frentes: primero, en Buenos Aires, donde un tribunal ha repuesto en su cargo al destituido presidente de su banco central tras la destitución dictada por la señora Kirchner y, segundo, en Nueva York, donde un juez ha embargado fondos del gobierno argentino para hacer frente a bonos emitidos por éste. Ni la mejor clase política nos hará prosperar, pero una mala seguro que nos arruina. Bastan los ejemplos. Por cierto, ¿saben que el HSBC ha dicho que la calificación de la deuda pública española debiera rebajarse tres niveles?

Y admítanme un consejo: desconfíen siempre del Gobierno.

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