martes, 17 de noviembre de 2009

Pero Europa no la quiere (inflación)

Vamos a volver con el tema de la inflación de la que hablamos ayer. Recuerden que les dije que ahora mismo el Gobierno necesita la inflación para conseguir una pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores con el que reactivar la economía sin reducir nominalmente los salarios. Es por ello que les decía que las autoridades se reservan, a través de su banco central correspondiente, el monopolio de emisión de dinero como modo de manejar dicha inflación.

El problema para el Gobierno español actual es que la autoridad monetaria ahora no es nacional -el Banco de España- sino paneuropea: el Banco Central Europeo. Así, las decisiones sobre el volumen de la base monetaria y, por ende, sobre la cantidad de dinero en circulación, no se realizan ajustándose a las necesidades de un país concreto. Esto puede coger a nuestro Gobierno con los dos pies cambiados si, como viene ya apuntándose por el Banco Central Europeo, es muy posible que para mediados del año que viene los tipos de interés suban o, lo que es lo mismo, la liquidez disminuya o, lo que es lo mismo, se reduzca la inflación que las autoridades españolas necesitan para combatir la crisis.

Así, nos vamos a encontrar con una situación digna de estudio porque nuestras autoridades van a ver desarrollarse una política monetaria contraria a nuestros intereses, dentro de este absurdo que es el sistema de banca central con que nos hemos dotado, y que como Gobierno de España sólo dispone de la política fiscal para utilizarla en el único sentido que conoce: aumento continuado del déficit. Creo que, como el otro día afirmaba el profesor Velarde, España está en un momento crítico de su historia económica, y la dirección que se tome ahora puede condicionarnos en las próximas décadas después de los magníficos últimos cincuenta años, con sus dientes de sierra, y que comenzaron con el fin de la autarquía. De la tentación argentina de los gobiernos populistas, quiera la Providencia liberarnos.

Y admítanme un consejo: desconfíen siempre del Gobierno.

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