lunes, 26 de octubre de 2009

Más formación no implica menos paro

Es cierto que los segmentos de la población con mayores niveles de formación sufren menores tasas de paro que los segmentos con menores niveles. También es cierto, como afirman el Gobierno y los Sindicatos, que las personas con menores niveles de formación son la mayoría de las que se están incorporando al paro. A partir de aquí se construyen algunas conclusiones que aparentan ser lógicas, que no se dicen en alto, pero se dejan sobrentender: lo que los parados necesitan es formación, y la culpa del paro la tienen muchos de ellos por no haberse formado suficientemente. Y también -¿por qué no?- que no puede considerarse parado al que no reúne los requisitos mínimos de formación para incorporarse al mercado laboral, por lo que, mientras usted reciba formación, no es un parado.

Pero todo esto es falso, y es el modo típico de razonar de los que nunca tienen la culpa de nada. Si mayor nivel de formación de una población implicara necesariamente menos paro, no habría paro en una población en la que todos fuéramos doctores en algún arte o ciencia. Las estadísticas nunca han demostrado que una población con más titulados tenga menos paro. Lo que han demostrado es que los trabajadores, cuanto más cualificados están, más productivos son en general, por lo que los empresarios los prefieren sobre los menos formados. Pero los empresarios sólo contratan cuando tienen una demanda que atender. No contratan trabajadores porque tengan más o menos títulos, si no los necesitan.

En España, hemos creído que la solución para el paro estructural que padecemos era, por lo tanto, la formación. Si todos estuviéramos cargaditos de títulos y de formación, no habría paro. Los Gobiernos, por tanto, se han centrado en la formación en lugar de en las condiciones para la creación de empleo, y así los hechos contradicen el acierto de sus medidas: durante el último periodo de auge económico, lo que se demandaba era, en general, mano de obra de escasa cualificación.

Por otro lado, si bien el nivel de formación reduce las posibilidades de caer en el desempleo, no asegura un empleo acorde con la formación del trabajador. Es decir, no se trata de la formación por la formación, como a veces parece cuando uno ve las ofertas de cursos del INEM, de los sindicatos o de los ayuntamientos, por ejemplo. Un empleo acorde con la formación del trabajador, necesita que alguien, el propio trabajador muchas veces, lo cree. Y ahí usted no encontrará tanta ayuda como si quiere llenar el salón de su casa de titulines con los escudos de los sindicatos para enseñar a sus visitas.

Y admítanme un consejo: desconfíen siempre del Gobierno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario