viernes, 30 de octubre de 2009

La economía en una lección

Otra vez es viernes, así que, como todos los viernes, les remito a la librería. Esta semana les voy a recomendar un texto más corto, más ligero y más divertido que el de la semana pasada que, como recordarán, era Liberalismo, de Pascal Salin. Sin embargo, el texto que hoy les recomiendo no es menos profundo ni de menor alcance que el anterior. Es una de esas joyas pequeñas, claras y concisas que se encuentran de vez en cuando en cualquier campo científico de la literatura.

El texto que les recomiendo es La economía en una lección, del norteamericano Henry Hazlitt. Un libro de 1946 que recientemente se ha reeditado en España. Su éxito comercial, dado que no habla de pornografía o cosas de mal gusto, dice mucho de su calidad. Consta de 23 capítulos que pueden leerse independientemente si así lo desean, y que abordan todos los tópicos donde la ecoprogresía y los sindicatos demuestran que adolecen de formación económica, y que están llenos de prejuicios hacia la actividad más humana que hay: ganarse la vida, que no otra cosa es de lo que trata la economía.

Para los tiempos que corren les recomiendo los capítulos 3,4 y 5 que demuestran que las obras públicas incrementan los impuestos, que los impuestos reducen la producción, o que el crédito estatal perturba esta última. El capítulo 18 pone en duda si los sindicatos sirven para algo o al menos para lo que ellos dicen: mejorar los salarios de los trabajadores. Por último, léanse el capítulo 22: La ofensiva contra el ahorro, que desmonta todos los tópicos de hoy día contra la virtud de ahorrar y la deflación, ese fantasma con el que nos pretenden convencer de que habiendo habido un déficit de ahorro en los últimos años en España -que ha sido una de las causas de la crisis -lo que tenemos que hacer, sin embargo, es consumir.

La obra de Henry Hazlitt de la que les hablo es corta, apenas supera las doscientas páginas y, aunque se llama La economía en una lección, hacen falta algo más de las dos tardes que otros, en mejor posición que ustedes, han empleado en elevarse a las alturas de la política.

Y admítanme un consejo: desconfíen siempre del Gobierno.

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