domingo, 23 de octubre de 2011

El círculo virtuoso y la burbuja

Parece que estamos en un mundo feliz en donde el crédito fluye sin cesar para todos sus demandantes: el Gobierno, las familias y las empresas. Sin embargo hay dos limitaciones de tipo legal: el coeficiente de caja y el de recursos propios. El primero, porque obliga a que una parte de la liquidez de las entidades sea depositada por éstas, a su vez, en el Banco Central para hacer frente al riesgo de retirada masiva de los depósitos por parte del público. El segundo, porque obliga a que una proporción de la financiación de la Banca Privada no sólo sean obligaciones frente a terceros, sino aportaciones de sus socios. Cuanto mayor es la proporción que estas aportaciones tienen respecto del crédito concedido, menor es el crédito que los bancos pueden conceder, puesto que el bolsillo de los accionistas de los bancos también tiene límite. Hay otro límite más, pero no es legal sino natural: la inflación. Si hay mucha liquidez, ésta vale poco. A veces podemos enmascarar este efecto con políticas públicas que orientan el crédito en favor de determinadas actividades, lo que crea una inflación en una actividad concreta. Es lo que llamamos una burbuja.

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