jueves, 3 de febrero de 2011

La carrera de las cajas de ahorros

El jueves 27 comenzó el desfile de cajas hacia su nuevo destino: la conversión en bancos. La Caixa anunció la transformación de su sociedad tenedora de participaciones empresariales, Criteria, en un banco en el que integraría su negocio financiero. Y se quedaría como mera tenedora del 81 por ciento de las acciones del nuevo banco. Al día siguiente, Unimm, la unión de tres pequeñas cajas catalanas, anunciaba la creación de un banco que se quedaría de matriz y al que traspasaría su negocio bancario. Ayer, Banco Financiero y de Ahorros (BFA), en el que se integran varias cajas –entre las que destacan la de Madrid y Bancaja–, anunciaba su intención de salir a bolsa. Las motivaciones pueden ser distintas en los tres casos, pero guardan, sin duda, puntos comunes tras el anuncio del Gobierno el lunes 24 de nacionalizar, primero, y privatizar, después, las cajas que no alcanzasen los niveles mínimos de solvencia exigidos.

El primero, que especialmente pesa en las catalanas –y en la nota que emitió Unimm más especialmente todavía–, asegura la supervivencia de la institución caja de ahorros, aunque sólo sea como tenedora de las acciones de un banco. Se evita así la transformación de las cajas en bancos y se preserva el control de los políticos sobre una fundación tenedora de acciones de un banco que, con sus dividendos, financiará obras sociales y diversos puestos de interés para los mismos. No podemos olvidar, en este sentido, las declaraciones de algunos políticos regionales catalanes sobre su rechazo a la conversión de las cajas, al menos las que denominan como suyas, en bancos.

La segunda, tal vez un poco obvia tras el anuncio del Gobierno y que ha pesado mucho en todas estas decisiones, la posibilidad de salir a los mercados para obtener fondos propios en forma de capital a fin de cumplir con las mayores exigencias de lo que se denomina core capital. Las emisiones de acciones ayudarán, además, a solucionar algunos problemas de liquidez que resultan llamativos (BFA anunciaba ayer una necesidad de financiación para 2011 y 2012 de 20.821 millones, un 1,99 por ciento del PIB).

En el caso de La Caixa también ha debido pesar la recomendación del documento consultivo del Comité de Supervisión Bancaria de Basilea de diciembre de 2009 en el que recomendaba que, en el nuevo marco de Basilea III, los intereses minoritarios no se tuvieran en cuenta como capital ordinario o, lo que es lo mismo en último término, como core capital. Con la conversión de Criteria en banco, sus antiguos accionistas minoritarios, que tendrán el 19 por ciento, podrían dejar de tener esta consideración siempre que, a efectos de cumplimiento de la normativa sobre recursos propios, se declare matriz al banco y no se fuerce a su consolidación con la caja tenedora del paquete mayoritario.

Visto así, el nuevo banco se encuentra con un incremento de su core capital del 23 por ciento sin ampliar capital ni someterse a los mercados. Al fin y al cabo, a las cajas meramente tenedoras de participaciones no parece razonable aplicarles la normativa de solvencia una vez que no tienen depósitos del público. Esperemos a las próximas semanas, porque está claro que, como en el colegio, parece que alguien ha dicho tonto el último.

Y admítanme un consejo: desconfíen siempre del Gobierno.

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